Matilde Asensi [MA] me gusta. Quiero decir que me gustan sus novelas. Algunas de sus novelas. Bueno, partes de algunas de sus novelas. Y si les quitaran las ultimas diez páginas, me gustarían aún más. Porque lo que MA no domina es cómo hacer un final. No sé si mis lectores habrán leido El último Catón, por ejemplo. No es mala novela, si quitamos los seis quintales métricos de inexactitudes históricas, pero el final es para rilarse. Alucinante el cóctel psicotrópico que nos endilga la autora.En esta novela el final no es tan alucinógeno. Es más mundano, cosa que se agradece. Pero he encontrado un paralelismo interesantísimo entre este libro y Snow Crash, de Neal Stephenson [NS], libro que comenté hace poco en esta página. A continuación viene una discusión poco detallada de ambas tramas (tramatomía comparada, como si dijéramos), pero creo que no cuento nada definitivo, por si estos libros están en las miras de mis lectores. En Snow Crash, un programador amigo del protagonista queda en estado catatónico por culpa de un virus. El virus muestra tan sólo una pantalla con "nieve" (de ahí el título de la novela), como una tele cuando no recibe señal. Pero en realidad esos puntos bancos y negros representan unos y ceros, que representan algunos fonemas de un idioma sumerio, origen de todas las lenguas. Estos fonemas afectan directamente al cerebro y lo dejan en estado catatónico. Sólo los programadores se ven afectados porque sólo ellos pueden interpretar ese ruido blanco de la pantalla como unos y ceros. En El origen perdido, el hermano del protagonista queda en estado catatónico porque ha pronunciado unos fonemas en aymara, la lengua de los antiguos incas, que es la lengua primigenia. Los fonemas aymaras afectan directamente al cerebro y lo dejan en estado catatónico. Sólo los estudiosos del aymara pueden resultar afectados porque sólo ellos pueden leer el idioma. (se parecen, ¿eh?) El prota de Snow Crash es un hacker en el metaverso. El prota de El origen perdido es un hacker en el mundo real. En ambas historias, el protagonista debe deshacer el efecto de la maldición, ahondando en los orígenes de la cultura que creó el mensaje maldito (la sumeria, la aymara), lo que propicia laaaargas explicaciones sobre ambas culturas. El libro de NS es de 1995. El de MA de 2003. Me quedo con Neal Stephenson.Como verán, no es un libro de los que yo calificaría como "de culto". Pero ahora viene lo peor: La autora, que supongo que de ciencia no tiene ni puta idea, por los comentarios que hace, comete una serie de atropellos contra la inteligencia que son imperdonables, aunque estemos hablando de una novela. Nueva enumeración: Aprovechando que los protagonistas se pierden por la jungla amazónica, la autora nos endilga moralina sobre lo poco adaptados que estamos los urbanitas a la selva, y qué poco duraríamos si nos dejasen solos en la jungla, y qué poco vale la técnica comparada con el saber natural de los indígenas. Aprovechando igualmente la pérdida de los protas en la jungla, nos cae un soplamocos en forma de alabanzas a la medicina natural, como contraposición a la medicina occidental. Que si los médicos de los hospitales no valen nada, que lo que mola son los chamanes, que en comunión con la naturaleza sí que saben curar las enfermedades [Ya me gustaría ver a un chamán operar de apendicitis vulgaris sin que el paciente se le muera de una septicemia]. Y lo peor de todo. Hacia el final del libro hay una crítica contra la teoría de la evolución de Darwin, crítica que cae de lleno en la falacia del Diseño Inteligente. Reproduzco el diálogo porque no tiene desperdicio: -Bueno, la Teoría de la Evolución ya no es aceptada por mucha gente. Sé que suena raro pero es que, en Estados Unidos, es un asunto que lleva ya muchos años investigánose por motivos religiosos. Ya sabéis que en mi país hay una fuerte coriente fundamentalista y esa gente se empeñó hace tiempo en demostrar que la ciencia estaba equivocada y que Dios había creado el mundo tal y como dice la Biblia.-¿En serio?- se sorprendió Marc.-Perdona que te lo diga, Gertrude-comentó la mercenaria con su habitual aplomo-, pero los yankis sois muy raros. A veces tenéis cosas que... En fin, tú ya me entiendes.Gertrude asintió.-Estoy de acuerdo-admitió sonriendo-Bueno, pero ¿a qué venía lo de los fundamentalistas?-pregunté-Pues venía a cuento de que, bueno... En realidad ser llaman a sí mismos creacionistas. Y sí, encontraron las pruebas.-¿Las pruebas de que Dios había creado el mundo?-me reboté.-No, en realidad no -repuso ella, divertida-. Las pruebas ed que la Teoría de la Evolución era incorrecta, de que Darwin se equivocó.Efraín parecía conocer bien el asunto porque asentía de vez en cuando, pero no así Marta, quien se revolvió como si le hubiera picado una pucarara.-Pero, Gertrude -protestó-, ¡no puede haber pruebas contra le evolución!¡Es ridículo, por favor!-Lo que no hay, Marta -dije yo- son pruebas de la evolución. Si la teoría de Darwin hubiera sido demostrada ya -y recordé que le había dicho lo mismo a mi cuñada Ona no hacía demasiado tiempo- no sería una teoría. Sería una ley. La Ley de Darwin, y no es así. [Nota mía: DIOSSSSS, ¡¡qué ignorancia!!]*-Hombre... -murmuró Marc, mordisqueando una hierbecilla-, a mí nunca terminó de convencerme eso de que viniéramos del mono, por muy lógico que parezca.-No hay ninguna prueba que demuestre que venimos del mono, Marc -le dije-. Ninguna. ¿O qué te crees que es eso del eslabón perdido?¿Un cuento...? Si hacemos caso a lo que nos contaron plos Capacas, el eslabón perdido seguirá perdido para siempre porque nunca existió. Supuestamente los mamíferos venimos de los reptiles, pero de los innumerables seres intermedios y malformados que debieron existir durante miles de millones de años para dar el salto de una criatura perfecta a otra también perfecta, no se ha encontrado ningún fósil. Y pasa lo mismo con cualquier otra especie de las que hay sobre el planeta.[...]En fin estimados lectores... Estas falacias deberían estar prohibidas hasta en las novelas, pero es lo que tiene la libertad de expresión. Eso sí, nunca hagan caso de ningún dato referente al mundo real que vean en un libro de MA. Porque no son ciertos. O estarán tergiversados. Como bien sabrán mis lectores, no soy biólogo. Pero les remito al PaleoFreak o a Homo Webensis para aprender sobre lo estúpido que es afirmar que la Evolución no está demostrada.Mi nota para este libro: Discreto, a menos que entremos en los hechos científicos, en cuyo caso es directamente carbonizable -en un sentido metafórico.
Matilde Asensi me sorprendió gratamente en 2006 más o menos cuando leí El Último Catón y me fascinó; luego descubrí más de su obra y leyendo su primera nouvelle, El Salón de Ámbar, que resultó ser una catástrofe de libro me di cuenta cómo leer a esta autora: con cautela. Curiosamente, El Origen Perdido es anterior a El Último Catón, y si aquella me pareció excelente, qué podía esperar de la que le seguía... francamente, tuve expectativas altas y salí decepcionado.Para comenzar, tenemos al héroe, el hacker Arnau Queralt y sus amigos Marc y Lola; juntos se hacen llamar Root, Jabba y Proxy respectivamente. Sí, al que le dicen Jabba es un gordo enorme de pelo colorado - no hay innovación acá en cuestión de motes. Siendo brillantes en su trabajo, se dedidan a hackear como si fueran Robin Hood, por cuestiones nobles. Meh. La cosa es que Arnau es super rico, tiene una casa ultracomputarizada y se encuentra mejor solo que acompañado. La trama comienza cuando Daniel, el hermano de Arnau, cae enfermo con 2 trastornos mentales rarísimos tras haber estudiado unos escritos antiguos y Arnau, sin saber que hacer, se pone a estudiar lo que llevó a su hermano a la locura para poder encontrar una cura.La base que utiliza Asensi para llevar a cabo su novela es claramente intrigante (¿existió o existirá una lengua perfecta, tan perfecta como un lenguaje de programación que permita controlar todo mediante los sonidos?) pero la sobreacumulación de información y la repetición de la misma a lo largo de la trama se hace tan pesada como leer un libro de historia antigua. Me explico: teniendo apenas 4 capítulos grandes y un epílogo, el libro tiene 500 páginas y hasta la página 200 es que recién se empieza a gestar la aventura en Perú; desde el comienzo hasta ese momento, Arnau y su grupo leen todo el material disponible y resulta aburridísimo, hasta el punto de hacerte querer dejar el libro de lado. Y no es que brille tampoco por sus escenas de aventuras...Otra clave principal en una novela de aventuras es tener a los héroes y a los villanos de turno. En El Origen Perdido, simplemente no hay villanos; puede que presenten a la catedrática Marta Torrent como un personaje de cuidado, pero luego cambia la perspectiva del personaje y se vuelve más una ayuda antes que una amenaza. Así de simple. Con respecto a las ruinas perdidas, está más claro que el agua que van a haber pruebas a superar: al contrario que en El Último Catón, donde las pruebas basadas en los 7 círculos del Infierno eran impredecibles y alucinantes, acá son muchas menos pruebas y todas con tintes matemáticos. Aburrido! Si hubiera querido estudiar matemática, leía otro libro... La inventiva llega cuando la civilización perdida entra en juego; sin revelar más detalles de la trama, puedo decir que acá la imaginación de la mujer se echa a volar y hasta hubo veces en la que no le podía seguir el hilo a sus locuras.Lo que más pone en jaque a esta novela de Matilde Asensi es que no deja lugar para la sorpresa. Todos sabemos cómo va a terminar la novela desde que empieza; al menos si en el durante se hubiera arriesgado más, no sé, matando a un personaje para ponerle más tensión al asunto, hubiera estado genial, pero no. Asensi juega a lo seguro y falla en enganchar al lector.No quiero dejar de leerla porque sé que puede sorprenderme como lo hizo con El Último Catón, pero si tras El Salón de Ámbar y El Origen Perdido, dos novelas bastante regulares, no sé que esperar. Bueno, sí, algo puedo esperar: que me enganche de nuevo.
Do You like book El Origen Perdido (2003)?
La mente umana è programmabile e riprogrammabile come un computer?Matilde Asensi ci regala un altro gruppo di protagonisti insoliti ma ben caratterizzati e un'altra storia imprevedibile. Cosa c'entrano un gruppo di hacker ed esperti di informatica con degli archeologi che vogliono studiare un'antica civiltà scomparsa? Bè, c'entrano, in una maniera ben sviluppata e sorprendente, perchè un antico popolo parlava e scriveva una lingua particolare, la lingua originaria, quella i cui suoni potevano riprogrammare il cervello.
—Alisee
Decisamente meglio di Terra Ferma devo dire che mi ha piacevolmente colpito! L’ambientazione boliviana alla ricerca di un popolo antico è decisamente spettacolare.Root, all’anagrafe Arnau Queralt, vive nel suo mondo d’informatica e cibernetica. Milionario, razionalissimo, passa le sue giornate facendo l’hacker e dirigendo la Ker-Central a Barcellona, con l’aiuto degli amici Proxi (Lola) e Jabba (Marc). Ma un giorno il fratellastro Daniel comincia a delirare a straparlare e viene ricoverato in ospedale. Dice di essere morto, chiede di essere coperto con un sudario, non riconosce la moglie e il figlioletto, né i genitori accorsi dall’Inghilterra. La diagnosi: sindrome di Cotard ed amnesia, ma il suo cervello è in perfetto stato. Cos’è successo al fratello archeologo e studioso? Arnau decide di indagare nella vita del fratello, viene a conoscenza dei sui studi, esamina ogni cosa, non tralascia nulla arrivando a parlare anche con la spietata dottoressa Torrent, cinica quarantenne, che Arnau ritiene responsabile poiché ha affidato a Daniel un lavoro che lo ha esaurito. Ma è proprio così? Oppure c’è di mezzo una maledizione aymara? Arnau si ritroverà in una settimana a dover rivoluzionare la sua vita, a sfidare i propri limiti, nella disperata ricerca di una cura per Daniel, lavorando con i suoi migliori amici e fidandosi di Marta Torrent. Scoprirà cose dolorose e affronterà prove che lo renderanno molto diverso. Ma servirà davvero tutto questo a salvare Daniel o si rivelerà totalmente inutile?Questo libro è come un film, tutto scorre come un film, anche se leggere i capitoli è estenuante: 500 pagine e 4 capitoli. Una vera maratona! Questa è la pecca maggiore della Asensi, davvero brava e piacevole in questo libro: non da tregua al lettore, lo costringere ad interrompersi tra una pagina e l’altra.Lungo ma ne vale la pena!!! Citazione pag 190La prospettiva di salire su un aereo lo paralizzava. Volava, naturalmente; ansdava in qualsiasi parte del mondo e non diceva di no nè poneva ostacoli, ma con l'assoluta convinzione che andava a morire, che non avrebbe più messo piede a terra. Per lui ogni viaggio in aereo era un'accettazione rassegnata alla morte. Citazione pag 203Ascoltami Arnau - mi ordinò - lascialo stare. Non c'è neiente che possa calmerlo. Lui è convinto che aereo sia sinonimo di morte e vede continuamente se stesso e me in quesgli ultimi momenti di panico, mentre precipitiamo nel vuoto in picchiata fino a schiantarci al suolo. [...] Ho letto una volta che gli antichi greci chiamavano cì (la scimmia pazza) l'eccessiva immaginazione, qulla che provoca fantasie che accelerano i battiti cardiaci e ci ossessionano in modo distruttivo.
—Ileen
"El origen perdido" de Matilde Asensi es un libro de aventuras a lo "Indiana Jones", donde un grupo de 'hackers' se van en busca de una antigua cultura en el altiplano Boliviano, la cual termina con una caminata por el Amazonas Boliviano. Similar a su libro "Todo bajo el cielo", gran parte de los acontecimientos se desarrollan en ruinas y pasadizos secretos en construcciones milenarias. La historia es bastante agradable y entretenida, aunque en algunos momentos pierde el ritmo. La constante referencia a tecnología deja ver un conocimiento somero y superficial de la misma que, personalmente, siento le resta al libro. En los capítulos finales, la discusión sobre creacionismo y evolución, desmintiendo la última; era totalmente innecesaria. El final es un poco plano y abrupto, como es ya costumbre en sus narraciones. No obstante, es una lectura entretenida y el lector se sumerge rápidamente en la narrativa y se identifica con sus personajes. La recomiendo para lectores aficionados a novela histórica y de aventuras, que no esperan un gran trabajo documental. Es bueno para leer en la playa.
—Eric