Empezar a leer un autor nuevo siempre es algo emocionante, nunca sabes exactamente qué puedes esperar de él, si cumplirá tus expectativas, si las rebasará o, en el peor de los casos, si no llegará a ellas. Quizá lo más recomendable es comenzar por el libro que más prestigio parezca tener de todos los que ha escrito y, sin embargo, con Michel Houellebecq algo me decía que era mucho mejor leer sus novelas en orden cronológico. Ampliación del campo de batalla es la primera de las que ha escrito hasta el momento y la única que me he leído, por ahora. La historia se centra en un ingeniero informático de 30 años y cada minuto que pasa en su vida es como un ladrillo que se añade a la carga que lleva sobre sus espaldas, está cansado de esa existencia, de la gente que lo rodea, de su trabajo. Y hasta ahí puedo contar sobre el argumento, porque no hay mucho más. Ésa es una de las mayores pegas que le puedo poner al libro: que no llega a pasar nada definido hasta el final. La primera mitad de la novela es tan sólo un relato aburrido del protagonista que se ve obligado a viajar por cuestiones de trabajo para vender un programa informático a un determinado cliente, y si bien cada palabra destila esa sensación de desprecio y crítica hacia la sociedad, no es suficiente para captar la atención del lector, al menos la mía. Me costó horrores llegar hasta la tercera parte del libro, y si no desistí antes fue porque sólo tiene 174 páginas y me niego a que una historia así de corta me venza. Eso sí, después de aquello todo es coser y cantar. La cosa se anima mucho más, y parece que se le da una razón a los actos del protagonista, que hasta el momento me habían parecido de lo más aleatorios. De todos modos, y dejando a un lado los hechos narrados, que pueden gustar más o menos, y con los que sospecho que no he llegado a conectar por cuestiones de diferencia de edad (y es que 11 años de diferencia con el personaje son muchos años en cuanto a lo que se refiere a tener una visión del mundo u otra), Michel Houellebecq tiene una técnica especialmente buena. Esperaba florituras y metáforas retorcidas y he encontrado todo lo contrario: una pluma cruda y directa que no se corta a la hora de decir lo que piensa. Un autor provocador que -¡al fin!- no se queda en mera mala educación. Y es que mientras que leía no podía evitar pensar en lo bien escrito que estaba el libro y lo mucho que eché esto de menos al leer a otro francés, muy amigo del propio Houellebecq: Frédéric Beigbeder. Hace tiempo me leí su El amor dura tres años y creí morir del horror: ¿desde cuándo transgresor es sinónimo de soez? A partir de entonces, desarrollé un pánico enorme hacia aquellos que escriben de una forma más agresiva de lo normal, menos mal que me he encontrado con Monsieur Michel, que me ha hecho volver a apreciar ese tipo de estilo. Porque con lo que me quedo de esta lectura, no es con la historia en sí. No. De hecho casi se me ha olvidado de lo insulsa que es. Lo verdaderamente bueno de Houellebecq es su voz como narrador, que deja huella y despierta una inmensa curiosidad. Por una vez me da igual sobre lo que leer, sólo sé que quiero seguir leyendo a este autor, aunque le dé por contar cuál es su rutina matutina o lo que cenó la noche anterior. El próximo, por no perder lo de leer su bibliografía según fue publicada, es Las partículas elementales. No creo que haga falta que diga las ganas tremendas que tengo de sumergirme en sus páginas.
Extension... by often controversial French author Michel Houellebecq is a dark tour de force, with almost no elements of hope in it. When I first started reading it, I couldn't continue, maybe because I was in a very opposite state of mind, and this is mainly a book to be felt. But once I got back to the book after a few months, I read it in a blink of an eye. It grips you with the enchanting style and liberating expression of the main character. It pulls you down with the depressive actions of its characters and the dark representation of society. In retrospective, Extension.. is probably a modern version of Brave New World, where the science fiction of Huxley's society has very much became real. We live in a digital society, where a lot of our connections become remote, handed by technology. People have degrees of liberty or choices, that they can use to be happy, like ordering food from the Minitel phone service. Sex is a method to relieve stress, but also a method to create social classes. Everybody needs to be happy, but happiness has become an economical term where the ability of some people to have better jobs and better sex lives, earns them more points on the happiness scale and more degrees of liberty. It's a perfectly aimed novel, with its picture of this particular side of our society made almost unequivocal. Obviously, it is not how our world really is, because Houellebecq only concentrate on certain negative aspects, but that's done on purpose and it does make the novel much stronger than were it an actual representation of reality. --Comme le dit l'auteur, nous sommes tous des atomes determinés dans une monde qui s'uniformise. "Les relations humaines deviennent progressivement impossibles, ce qui réduit d'autant la quantité d'anecdotes dont se compose une vie. Et peu à peu le visage de la mort apparaît, dans toute sa splendeur. Le troisième millénaire s'annonce bien." Les paroles de Michel Houellebecq revèlent de la simple beatué!
Do You like book Whatever (1998)?
The pervasive emptiness of human life is the main theme of this book. Thirty-year old narrator is a computer engineer in France and he is living alone in his apartment. In his spare time, he writes about animals, smokes four packs of cigarettes a day, has no friends, he has no sex life. While reading, even if I am already 49, I could feel the narrator's loneliness. I have all those he lacks, I write book reviews and read a lot and all those keep my idle mind busy when I am supposed to be relaxing. We know that evil thoughts normally lurk in one's idle mind. I am an I.T. manager and have been in I.T. or related fields for most of my 30-year corporate life. I can say that I.T. is oftentimes really a sad profession. You deal with a machine every hour of your working day. You make sure that it runs and your users are happy. You make sure that the behavior of the program is predictable, efficient and repetitive. You make sure that the reports the big shots in the company are accurate and always available at their fingertips.The narrator, in this first book by Michel Houllebecq, is an unnamed person does not find meaning in anything he does. At 30, he is still a virgin and so he frequently masturbates along in his apartment. Probably because of this, he finds women as pure sexual objects or object of his masturbatory fantasies. Probably because of this, he has difficulty relating to them. One day, he and his co-worker Tisserand are sent to Rouen to train users on a software. It this there when twists to their empty lives happen that eventually lead to fatal death to one of them.The prevalent mood of the book is bleak and sad. There are some funny moments because I always find humor in solitude, that's how weird I sometimes get. Houellebecq's writing is sparse and edgy. Sometimes, his thoughts go everywhere, i.e., directionless but I supposed that he is just trying to reflect to his readers the nature of the character. This is my first Houellebecq and I am happy that I finally tried reading him. Definitely not my last.
—K.D. Absolutely
Me daba un poco de miedo leer a Houellebecq. Una lectora a la que sigo y admiro dice que suele escribir simplemente para generar polémica y que ya no escribe nada auténtico. Pero que este, el primero que escribió, era su libro arriesgado de verdad.Leído ya, me da la sensación que Houellebecq quería abarcar muchas ideas (muy interesantes todas ellas) y poner sobre la mesa su teoría de que la sociedad se rige por dos sistemas de diferenciación, el del dinero y el del sexo, y que en el marco de una sociedad liberal esto puede generar terribles desigualdades. Sin embargo, a todo el conjunto le falta algo de empaque, como si fuera un corta y pega de diferentes novelas y géneros. A ratos parece un ensayo (y sin molestarse en disimularlo) y a ratos una novela, y a veces el personaje parece de una manera y es de otra muy distinta, sin que uno sepa muy bien a santo de qué.Interesante y con las suficientes ganas de ver a un Houellebecq más maduro en obras posteriores.La crítica ampliada en: http://www.elblogdeivanrumar.com/2015...
—Ivan
You have this friend who works in IT. He is rendered sick at the torturous formality and bureaucratic inevitability of existence, and slaps you on the face twice before bursting into tears. You phone his friend Tisserand who is unbearably ugly and hits on you twice, for help. You say: “You are so hideous, no woman would go anywhere near you, you disgusting pustule of a man.” Tisserand breaks down in tears but comes back with a brutal salvo: “You women are callous stiff planks who’re only out for yourselves!” Or words to that effect. But your friend who works in IT is looking extremely peaky. He, naturally, has no problem getting laid (despite his own physical shortcomings, i.e. he looks like Michel Houellebecq) but he does seem to be coming down with a bad case of lifesickness. Clearly, traveling around France training people in IT packages is no sound basis for a life. So your friend writes strange animal stories then checks himself into a psych ward. You don’t hear from him for a while, for he is a gone man. A long gone man. (P.S. Worst cover and mistranslated title ever. Original: Extension du domaine de la lutte).Favourite passage:“Writing brings scant relief. It retraces, it delimits. It lends a touch of coherence, the idea of a kind of realism. One stumbles around in a cruel fog, but there is the odd pointer. Chaos is no more than a few feet away. A meagre victory, in truth. What a contrast with the absolute, miraculous power of reading! An entire life spent reading would have fulfilled my every desire; I already knew that at the age of seven. The texture of the world is painful, inadequate; unalterable, or so it seems to me. Really, I believe that an entire life spent reading would have suited me best. Such a life has not been granted me.” (p12)
—MJ Nicholls