Una novela pringosa de sangre. Despeinada por el soplo fugaz de las balas. Empolvada por el blanco ruin de la cocaína. La Medellín de Vallejo está herida de muerte: escindida sin remedio, de una cuchillada feroz, entre las comunas (barrios marginales que aprietan el cuello respetable de la gran urbe y engendran, sin pausa, a los mil y un sicarios del narcotráfico) y la ciudad. Atestada, hipócrita,caótica. Olvidada de Dios. Medellín se perfila como el infierno terrestre, una imitación hedionda y barata de los fuegos eternos del Más Allá. Pero, irónicamente, con su procesión de santos y su miríada de Iglesias. Se traza entonces una geografía del miedo, anudada de barrios y pasajes marginales. Callejas por las que nadie desea transitar, porque imponen al caminante citadino una elección: aventurarse en sus recovecos más pobres o conservar la vida (por un rato más).A Fernando, el narrador, lo aguijonea la dolorosa conciencia de ello. Se trata de un proxeneta homosexual que, en los últimos años de su vida, vuelve a su Colombia natal para presenciar la ineludible disolución del mundo feliz que conoció en la niñez. Su discurso se deshilacha en cada página, tironeado entre la dolorosa pertenencia a una patria lacerada por la corrupción y la impunidad, y la mirada foránea, sin responsabilidades asumidas, nacida de su larga ausencia. Lo único que une a Fernando a la ciudad en ruinas (donde los mismos crímenes se repiten una y otra vez, desafiando a todos los relojes) es su amor por Alexis. Hermoso. Adolescente. Sicario. Junto a él, Fernando recorrerá las calles para sumar otros cuerpos -sin nombre, porque a nadie le interesan- a la profusa y silenciosa fauna de la morgue. Y siempre la cinta caliente y sucia de las calles, fondo deslucido donde los personajes cobran vida (y arrebatan la ajena). Donde los animales reciben más compasión que las personas. Y donde el ruido sin pausa de la radio, la gente y la histeria automotriz hace las veces de banda sonora.Cacofonía urbana y todo, la vida continúa. Pero el caos se refleja en el lenguaje y en la misma organización de la novela: el libro es una sucesión de pasajes desordenados, que alternan, en estilo conversacional, desgarradoras descriciones de la situación de Colombia, la niñez de Fernando y una historia de amor homosexual (siempre una y la misma, aunque varían sus protagonistas). El lenguaje va en la misma dirección: corta con tantos filos como las armas con que los personajes se pasean por las calles y saldan sus cuentas. El anatema parece ser el único modo de conjurar la podredumbre que envuelve la ciudad del relato en un denso smog de miseria:'el narrador no escatima en insultos ni juramentos.La virgen de los sicarios es una novela descarnada, con visos existencialistas, que machaca todos los nervios de los habitantes de las grandes ciudades modernas, de este lado del mundo. Pringosa de sangre, despeinada por el soplo fugaz de las balas, blanqueada por el narcotráfico, sí, pero retrato de una realidad política y social que ningún latinoamericano (o europeo, porque es dudoso que lo que se describe sea propiedad exclusiva del Tercer Mundo) debería ignorar.
No es un libro para todo mundo, es irritante, cínico, ofensivo e inmisericorde ¡A mí me encantó! me tuvo enrollada sobre mí misma de la risa. Pero sé que es una impresión muy superficial, muy instantánea, algo irresponsable… me censuro pues y recapacito; pero primera impresión es primera impresión y siempre será la que cuenta, y sé que no define al libro: me define a mí, por lo que yo misma necesito rasgar un poco más profundo.Fernando Vallejo escribe en primera persona, sobre un regreso luego de treinta años a la ciudad natal, una ciudad latinoamericana, Medellín o cualquier otra; y describe con una alta dosis de humor visceral la violencia y la pobreza –protagonistas de la tragedia contemporánea - de una ciudad que ya no reconoce.Por su puesto F. Vallejo nos deleita –u ofende o indigna o satura, según la tolerancia y el gusto propio- usando su particular y distintiva retórica de la injuria desalmada y desacralizanteTM contra la ciudad cambiada, contra todos sus habitantes, contra la iglesia y su culpable preferido: Dios; contra las instituciones, contra Colombia, las autoridades, con especial odio contra el fútbol, la maternidad, los taxistas, la pobreza, contra la radio y el Vallenato y en fin contra la misma existencia de toda la humanidad.Es que si te vas a cagar en todo, te tienes que cagar en absolutamente todo no?La ciudad le recibe con los brazos -y demás- abiertos de la prostitución y seguido se hace de un guapo jovencito de 16 años -cabe destacar que Fernando es un anciano, gay, misógino, conservador, egresado de los salesianos, católico, elitista y gramático -. El jovencito en cuestión, Alexis, se dedica a la prostitución mientras está en el paro del sicariato. Sucede que el romance entre el anciano académico y el joven asesino termina convirtiéndose en trio porque se les junta la muerte, y entre los tres van dejando una estela de cadáveres variopintos, inspirados por la neurótica misantropía de Fernando, ejecutados por pistola del ‘Angel exterminador’ y bendecida por la mismísima Parca. Pues si, así con toda naturalidad, de entrada prostitución, homosexualidad, casi casi pedofilia y sicariato. Pero no es la típica novela amarillenta sobre la situación de ciudades latinas o violentas de cualquier planeta del espacio. Se trata de una furiosa, y por tanto exagerada, parodia de la violencia urbana que no puede describirse de ninguna otra forma sino a través de la palabra escrita.La ciudad que nos queda está transfigurada, es grotesca y con todo real, la ciudad y sus pulgas terminan arrebatándolo todo; bien puede ser Medellín, Caracas o México Distrito Federal.
Do You like book La Virgen De Los Sicarios (2005)?
"La Virgen de los Sicarios" es un retrato alucinado de la violencia y la degeneración social en Colombia durante la década pasada; un extenso monólogo, sin divisiones en capítulos, de un personaje homosexual que dice ser gramático de profesión, quien cuenta su relación amorosa con Alexis, un adolescente convertido en asesino a sueldo.Cruda y sarcástica esta novela esta cargada de denuncias contra aquellas instituciones (la iglesia, el ejército, los políticos, los intelectuales) que permitieron consumirse a Medellín en los extremos de la corrupción y violencia. Al dar voz a estas ideas, al expresarlas con términos coloquiales, Vallejo ha logrado en "La Virgen de los sicarios" realizar un antiguo anhelo de muchos escritores latinoamericanos: hacer hablar a la propia ciudad.
—Israel
You can picture myself like this while and after reading the book:Do you want to know why? The criticism. This is mainly a book to criticize society, and more specifically, Colombia's society. And it does it in a very explicit and cruel way. I know that people tend to avoid criticism and problems (I include myself in there), so that's why I made faces like that one of the gif.Our Lady of the Assassins (originally published as La virgen de los sicarios) is about this man, Fernando, who is old and returns to Medellín. There he meets Alexis, the Angel, and begins a romantic relationship with him. Well, it turns out Alexis is an assassin, a hired assassin, "sicario". And there begins the critic.This is certainly not a book for everyone. It is very cruel and existentialist. The criticism covers aspects such as religion, violence, injustice, etc. So, it is yet another book in the category I call "black/white", that is, you like it or you hate it.Also, you might want to know that the author is misogynist. There are very crude comments about his hatred towards women, and that got me very angry sometimes. I let it pass because the narration got me captivated and horrified until the ending, but still, it is an useful fact that you have to consider before reading the book.Today, I told someone who recommended me this book that I had read it. After discussing a little about it, he started to say that some people see this book with bad eyes because of the bitterness in it. I agree with him. I've read in some negative reviews about it people saying that same phrase. We don't like to be exposed to reality, and that's what Fernando Vallejo does with Our Lady of the Assassins.Anyway, I really recommend this book. I learned a lot of things from it, but wait a minute...Saying that does not mean that I recommend it to everyone. If you're psychologically prepared to everything I've said, then you're welcome to the world of Our Lady of the Assassins, if not, then you'd better leave it alone.
—Vane J.
¡Brutal! El texto glopea como una ráfaga de arma semi-automática. La violencia sinsentido es el sentido en sí en esta novela. Junta un misántropo puro con un sicario adolescente y un sentido de la justicia retorcido 1 millón de veces peor que el que todos hemos sentido alguna vez mientras conducimos y aparece esta historia de amor e ira con la Colombia alucinada de Vallejo como fondo, como mostrario de la decadencia cochina de la humanidad global.Pero, ¿cómo detestarlo si se explica con esa ironía extrema, cáustica? Toooodo llevado al límite. Imposible no reir, imposible no estremecerse hasta el dolor de estómago. Excluyendo a pámfilos y gente sensible, aunque sólo sea por lo corto que es, lo recomiendo a todo el mundo.
—Calamarsa