Publicado en http://lecturaylocura.com/la-serie-de...Han tenido que pasar casi 250 novelas de la excelente colección de novela negra de RBA en su Serie Negra para poder tener publicada, en su totalidad, las diez novelas que componen la serie del comisario Martin Beck; perpetradas por el comprometido matrimonio sueco Maj Sjöwall y Per Wahlöö, posiblemente nos encontremos ante una de las series más influyentes en el género europeo, no sólo para los nórdicos, punto de obligada referencia para entender la marea nórdica actual, sino para toda Europa.En mi caso personal, la primera novela que leí fue la excelsa “El policía que ríe” (1968), novela que se caracterizaba por un argumento original que generaba una trama excitante en la línea más clásica de los grandes del género; a partir de ahí, comencé con “Roseanne” (1965) y se fueron publicando en estricto orden cronológico, que seguí a rajatabla, hasta este año 2013 donde hemos visto la publicación de la última: “Los terroristas” (1975).Vista en retrospectiva, hasta los dos últimos libros que comentaré más adelante, hay que reconocer que la serie resulta muy consistente en cuanto a calidad e interés por diferentes aspectos y, además, curiosamente, hay muchas variaciones en cuanto a la forma de planificar y realizar los libros. Para los neófitos en los autores suecos, intentaré explicar un poco la evolución de los libros.La SerieEn “Roseanne” (1965) asistíamos a la presentación de Martin Beck, el taciturno investigador y protagonista principal de la serie, y también a algunos de sus secundarios que se convertirán poco a poco en un elemento principal de la serie. El caso (el asesinato de una mujer en el fondo de un canal) entra dentro de la más firme tradición de novelas de investigador puro y duro. Empiezan a comprobarse las buenas maneras del matrimonio con una trama muy bien llevada.“El hombre que se esfumó” (1966) y “El hombre del balcón” (1967) suponen una transición inevitable y enriquecedora que nos llevará progresivamente a su obra maestra “El policía que ríe” (1968); experimentan con la narración cambiando los puntos de vista, añadiendo incluso el del asesino; aunque el protagonista principal es Martin Beck (que es dibujado a la perfección en sus relaciones personales), el resto de personajes ganan tal importancia que se vuelven prácticamente “corales” en la tradición del gran McBain y su comisaría del distrito 87. También se caracterizan por ser muy ingeniosos en la resolución de los casos, tramas hiladas con maestría y, desde luego, mucho sentido del humor.“El coche de bomberos que desapareció” (1969), quinto libro de la serie, se convierte en la consolidación de lo que habían avanzado. En tradición con sus anteriores entregas, se trata de una novela coral clásica, donde la trama está muy bien hilada, el pulso narrativo está llevado con maestría, tiene humor… en fin, otra muy buena muestra de literatura policíaca que, además, tiene una resolución muy creativa.“Asesinato en el Savoy” (1970) es un giro radical en el estilo de los suecos, la novela se convierte en un pretexto claro para la crítica evidente (no sutil como en las anteriores) de una sociedad sueca desgastada por el crimen. Una clara muestra de novela social donde los escritores cargaron contra el capitalismo, las grandes empresas que lo controlan todo confabuladas con un estado corrupto. Todo ello redunda en una trama que es bastante más floja que la de las anteriores y sin ese punto de genialidad. Aún así, está estupendamente escrita, con descripciones muy gráficas pero al mismo tiempo cargadas de detalles y que resultan entretenidas. Una obra, aún así, por encima de la media“El abominable hombre de Säffle” (1971). Tras la novela de transición anterior donde parecían haber perdido un poquito la chispa, aquí los volvemos a recuperar en plena forma, creando una trama excelente sobre la corrupción y la brutalidad policial de la sociedad sueca de la época de los setenta. Novela cargada de grises y que hacen llevar a Beck y a sus compañeros a tomar posiciones ante una situación difícil, llegando a plantear dilemas de todo tipo, tanto éticos como de funcionamiento del propio cuerpo de policía y la sociedad. “La habitación cerrada” (1972). Supone la revisitación del clásico de las novelas policíacas en su vertiente más detectivesca. Una obra teñida nuevamente de la vertiente más amoral de una sociedad en descomposición. Muy densa, con una progresiva descoralización que fructificará definitivamente en la novena novela de la serie que comentaré más adelante.Los dos últimos libros“El asesino de policías” (1974) se convierte en la novela que cierra un círculo, Beck vuelve a sus inicios, el caso de Roseanne, con el mismo acusado Folke Bengtsson y un caso de similares características en la misma zona en que se produjo el primero.A pesar de la amargura de Martin, hay resquicios de una belleza que contrasta severamente con la crisis de la sociedad de bienestar.“De pronto pensó en un par de frases inconexas de la quejumbrosa cantinela general acerca de las cada vez peores condiciones que reinaban en el país. Suecia es un país espantoso, pero sin duda es espantosamente hermoso. Alguien lo había dicho o escrito, pero no recordaba quién.”Crisis que se ejemplifica sobre todo en el cuerpo policial: “-No, yo sé lo que usted piensa –gritó-. Piensa que yo le he hecho algo a Sigbrit. Pero no le he hecho nada. ¿No puede entender eso? Malditos maderos, sois todos iguales, aquí y en todas partes. Los policías sois ratas de cloaca y para lo único que servís es para subir a bordo a pillar alcohol y cigarrillos a cambio de dejarnos en paz.”Y en el propio Estado: “Estado de Derecho. La expresión estaba desde hacía tiempo tan corrompida que muchos suecos no osaban pronunciarla y otros se echaban a reír cuando alguien la mencionaba en serio. Ciertamente, existía una ley, pero la evolución de los últimos años había demostrado que esa ley podía subvertirse a conveniencia por las autoridades y el régimen. Los que estaban en el medio eran de costumbre los ciudadanos.”El final es una vuelta de los personajes y la recuperación de la trama a una ligera coralidad sin perder de vista el papel de Beck, un Beck crepuscular pero no tan amargado sino rehaciendo una vida que no entendió en un principio.No es su mejor novela pero, indudablemente, es una buena novela policíaca.“Los terroristas” (1975), la última novela comienza con una nota de humor, ya que la perspectiva cambia al gigantón Gunvald Larsson: “Es cierto que tiene tendencia a ser un poco bruto y grosero y se comporta de modo demasiado despótico. Pero no se puede negar que es uno de nuestros mejores inspectores criminales, a pesar de que le cuesta obedecer órdenes y atenerse a las normas.”En su progresivo viraje hacia la crítica social y al supuesto Estado de Bienestar, en esta última entrega se centran en la justicia: “En gran medida tenía razón. Los miembros del jurado eran elegidos entre la escoria de los partidos políticos, a menudo tenían una censurable relación de amiguismo con el fiscal o se dejaban dominar por jueces de carácter resuelto, que, básicamente, los despreciaban. En su mayoría no se atrevían a contradecir a las autoridades judiciales y a menudo no eran sino representantes de la mayoría silenciosa de la nación, quien ponía todo su empeño en conseguir el orden a base de leyes sumarias y no mucho más.”De lo micro, pasarán a lo macro, las autoridades del país son fuertemente censuradas, como podemos ver en la conversación de la pobre Rebecka Lind con Beck: “Sólo me habrían enviado a unos asistentes sociales y luego me habrían quitado a Camilla. Yo no creo que se pueda confiar en las autoridades de este país. No les preocupa la gente común, los que no son ni famosos ni ricos, y lo que ellos llaman ayuda no es ayuda de verdad. Simplemente te engañan.”Lo mejor del crepuscular Beck es que, a pesar de no estar de acuerdo con lo que vive, no entra en una espiral de autodestrucción como en otras novelas del género sino que más bien, reconstruye su vida hasta llegar una felicidad mayor de la que poseía antes; es un buen tipo, los autores están muy de acuerdo, y lo podemos comprobar en palabras de Rhea, su amante: “-Tú eres un tío estupendo Martin. Pero tienes un trabajo de mierda. ¿A qué clase de personas metes en la cárcel por asesinato y otros horrores? ¿Cómo hace poco? ¡Un currante marginado que trataba de vengarse del cerdo capitalista que había arruinado su vida! ¿Cuántos años le van a caer?”Y cómo no, su gran amigo Kollberg en esa conversación final: “-Lo que haces mal, Martin, es trabajar donde trabajas. Es un mal trabajo. En una mala época. En una mala parte del mundo. En un mal sistema.”Posiblemente esta última novela, la más voluminosa, sea el ideal al que trataban de aspirar y que reunía sus aspiraciones para construir una novela negra. En mi opinión no es la mejor, la trama está más diluida y menos elaborada; sin embargo es un digno colofón a una serie excelente y que tiene en sus primeras novelas, sobre todo hasta “El policía que ríe” y “El coche de bomberos que desapareció” sus momentos más sublimes.Comentario personal/críticoComo dice Liza Marklund en el prólogo de “El asesino de policías” : “La pareja Sjöwall-Wahlöö estableció un nuevo estándar para la narrativa político-criminal, conjugando una alta calidad literaria con hábiles intrigas dramáticas, así como añadiendo un compromiso social que proporcionó un especial ardor a sus páginas. La combinación de su gran éxito creo que radica en la combinación de estos tres factores, y el tercero es quizás el más importante”Totalmente de acuerdo en lo que comenta Marklund, la pareja sueca aspiraba a que sus novelas se convirtieran en una forma de denunciar las injusticias sociales y fueron transformándolas, partiendo de la base de novela negra norteamericana, en este tipo de novela de denuncia sin olvidar, claro, está, la trama policíaca. Quizá añadiría dos detalles más: los personajes, gracias a la coralidad que manejaron, todos ellos evolucionaron y es imposible olvidarse ahora de los entrañables Beck, Koellberg, Larsson, Melander o Rönn, verdaderos protagonistas de todas las historias; el segundo detalle es el sorprendente buen humor, con escenas dignas de los hermanos Marx que no puedo negar que me sacaron carcajadas.Creo que he relatado con exactitud las virtudes de estos clásicos de la novela policíaca europea y mundial. Si alguno no los ha empezado a leer, es un momento excelente para disfrutarlos. Son grandes, muy grandes. Los echaré mucho de menos. Han sido muchos años y muchas sensaciones.
My first thought: oh no, there's only one more book left! It's been about a year now since the events of The Locked Room. Martin Beck's life has gained some stability since he met Rhea Nielsen, the landlady of the victim in the previous novel. Now he's called to the small rural town of Anderslöv, where a young woman, Sigbrit Mård, has gone missing. Described as a "highly normal" person, Sigbrit isn't the type to just up and wander off into another life, so the police suspect foul play. The two main suspects in the case are her ex-husband and a returning character from the first book in this series, Roseanna, and it is because of the latter that Beck becomes involved in the crime. Things heat up when Sigbrit's body is discovered, and the press has a field day, putting immense amounts of pressure on the police to solve the crime, and literally trying the case in the newspapers. Beck's superiors in the National Police feel that the public will be happy if Beck takes the most obvious suspect into custody, but they're not the ones directly involved and Beck is frustrated. His instincts tell that him something is just not right here, and that the obvious may not be everything it seems. While this investigation is going on, there's another crime -- this time against three members of the police force when they make a traffic stop where things go very badly and a shooting occurs. One of the accomplices in this crime gets away, and the police must try to find him -- but not solely for his participation in this crime. In the meantime, one of the members of the Homicide Squad begins to wonder if maybe he's had enough. The ninth of out ten books in this series, Cop Killer is a very thought-provoking novel, with one of the key discussions that runs throughout the story centered on whether or not police should be armed, and whether or not an armed police force is the cause of so many gun-related deaths. But beyond this debate, the book's title also gives a clue into the growing disenchantment of more seasoned members of the national police force, who realize that their abilities are being hampered by the rise in bureaucratic ineptitude. For example, Stig Malm, Beck's boss, begins to call the shots from his comfy desk and tell the detectives how to do their jobs, even though in Beck's murder case, Beck knows that if he follows Malm's orders, he may be committing a miscarriage of justice. The same is true for the other case, but Malm is more concerned with pleasing the National Police Commissioner than anything else. Even worse, to get his name and face in the newspaper, he takes command of operations in which he has no business being involved, and time has proven that things turn out very badly when he insinuates himself into these situations. But on the whole, the police force has changed both from within and from without, and not always for the better, and for some people it's just too much to deal with any more. Once again, these authors have given their readers a terrific story while continuing their tradition of social critique of what they see as the betrayal of the ideals of the welfare state. You may or may not agree with them or care about a Sweden of 40+ or so years ago, but you can't help but admire their sophisticated plotting talents, their ongoing characters who act and think like real people, and above all their literary talent. Personally I'm rather sad that the series is almost at an end, because I know I'm never going to experience anything like it again. While there are some well-known modern writers of Scandinavian crime fiction that are quite popular right now (for example Henning Mankell or Stieg Larsson), I would hate to think that these fine books are being overlooked when they are clearly a part of the best that the Nordic countries have to offer.Definitely recommended, but you should read the series in order to get the most out of it.-sigh. On to the last book.
Do You like book Cop Killer (2007)?
De volgende in het rijtje rond Inspecteur Beck: De politiemoordenaar. Collega's Martin Beck, Lennart Kolberg en Gunvald Larsson zijn op verschillende zaken gezet. In een klein dorpje in Zuid-Zweden is er een vrouw verdwenen waarbij men de hulp van de recherche nodig heeft, waar Martin Beck op af gaat. Bij een misgelopen aanhouding komt een politiepatrouille in onzachte ervaring met een aantal dieven, waarbij één agent sterft. Vanaf dat moment stuurt het hoofd van de recherche, Malm, zijn stoottroepen op die 'politiemoordenaar' af, wat meestal niet goed afloopt. Ook in dit boek schuwt het schrijversduo Sjöwall en Wahlöö hun kritiek op de Zweedse maatschappij en meer specifiek op hun politiemacht niet. Op het einde blijft er van dat korps amper iets overeind. Eén van de ons bekende rechercheurs geeft er zelfs de brui aan. De verschillende verhaallijnen schuiven ergens op het einde toevallig nog vlot in elkaar. Je kan hun 'links gepreek' (voor sommigen) misschien nu wat aftands noemen, maar het schrijverstalent van de twee voorlopers van het Zweedse detectivesucces is weer onmiskenbaar. Hoedje af!
—Nathalie
"This is actually written by Maj Sjowall and Per Wahloo. I first came across this series over thirty years ago and I think I have read this one twice before. I don't often see their books in the library these days so I was really pleased to see this one. In fact I am seriously thinking of buying all ten books in the series as I am sure I will want to re-read them all several times.As this book is set in southern Sweden for a lot of the time rather than Stockholm some of the regular cast of characters don't appear much though they all play important roles in the investigations. This book also introduces a new policeman character, Allwright, though I think another translator calls him "Content".As ever Beck and his team get to the bottom of the mysteries which have been misrepresented by the media and misunderstood by the police hierarchy. A really satisfying read." was what I wrote on 7 September 2014.Seems odd to re-read a book so soon but I did buy all ten books and have been reading them in order. This time around I appreciated that this book included many characters, albeit briefly, from earlier books. Also Mansson and Skacke from the Malmo police have featured in many of the earlier books so I suppose they are part of the regular cast too. Even though I had read this only a few weeks ago I could not put it down and stayed up well past my bed time to finish it!
—Rog Harrison
Although this ninth is only the penultimate volume of Maj Sjöwall’s and Per Wahlöö’s consistently excellent series of police procedurals, it feels like a summing up of what has gone before, of things coming to a head and to an end. The most obvious cause of that is probably that Cop Killer harkens back to the first two novels by bringing back the murderers featured in them (which is why it is a good to not read Cop Killer before Roseanna and The Man Who Went Up In Smoke, unless you really don’t mind spoilers). Maybe somewhat less obvious, but definitely more important is the way this novel marks the culmination of the authors’ ongoing critique of the course Swedish society has taken since the late 60’s.Nobody who read the any of the previous volumes will be surprised that Sjöwall and Wahlöö take a very dim view of that course, and in Cop Killer there is a pervading sense that things have deteriorated to a state were they are becoming unendurable. Martin Beck spends most of the time in a small provincial town in Southern Sweden, and while that seems like an almost idyllic place compared to Stockholm or even Malmö, it does not remain untouched from the general corruption. More, there is a distinct of siege mentality, with the few good people withdrawing from society, moving to the fringes or into privacy where they try to withstand the tide of greed and stupidity sweeping over the country – I even felt reminded of the zombie apocalypse at times if only for the unrelenting fatalism with which the characters in this novel seem to accept the unavoidable victory of the power-hungry and incompetent. Everyone seems to be resigned to the fact that the country is going to the dogs and that their small acts of defiance (finding the actual killer of a woman in spite of pressure from one’s superiors, arresting a small-time criminal before the full weight of a militarized police force comes crushes on him) will be ultimately futile as the police is taken over by ruthless thugs in the lower and even more ruthless careerists in the upper ranks.As can probably be guessed from the above, Cop Killer is a very dark and indeed bitter novel. Even so, it is also an occasionally very funny one, as Sjöwall and Wahlöö continue to give their satiric urge free rein, this time not just aiming at police bureaucracy and incompetence but also at the press and their greed for headlines. It is grim and biting humour but still serves as at least a bit of comic relief in what is otherwise a very bleak novel, that barely manages to become outright depressing by granting the protagonists that we have been following over nine volumes now at least some level of private happiness (although it has to be added that compared to earlier volumes their private lives is not given much space here). Just one novel to go now, and it will be interesting to see where Sjöwall and Wahlöö will take the final volume of the series from here.
—Larou