Al igual que muchas personas que comentaron sobre esta novela, debo decir que al principio me pareció superficial, vaga, una lectura muy ligera, me recordó mucho a las novelas coming-of-age de John Green. OJO. Esto no quiere decir que eso me molestara. La tomé como una lectura fresca y agradable, disfrutaba mucho tomar un break y leerla. Sin embargo, a medida que va avanzando el libro, toma mucha más seriedad. El contexto de los personas y su evolución es más seria. Cuando logras conocer a Eugenia y a Luis, ya estás atrapado. Es pertinente decir que realmente sí representa la frustración que siente la mayoría de los adolescentes de clase media del país. O simplemente puedo hablar por mí y todos los grupos de amigos que he conocido. Esa urgencia de largarse, y al mismo tiempo de empezar a vivir, experimentar, es fundamental y lo comparto con Eugenia.Blue Label / Etiqueta Azul me dejó, personalmente, una gran nostalgia por los buenos momentos y por las oportunidades que como jóvenes tenemos.Creo que no se debe descartar, no se debe pasar por alto, y si se es adolescente en Venezuela, recomiendo leerla. Probé el buen whiskey una sola vez en mi vida. No me gustó. Un solo trago y me quemé la garganta. Ese líquido amarillento bajó por mi esófago y arrasó con todo a su paso. Sentí en mi estómago el peso de mis penas. No estaba lista para el Etiqueta Azul, ni él estaba listo para mí.Esta es el tercer libro de Sánchez Rugeles que he tenido en mis brazos (ya he pasado por la canción maldita de Liubliana, y recientemente me topé con la locura desenfrenada del sexo de Jezabel). Lo admito: lo leo porque él es venezolano y sé que en el fondo también siente rencor de haber nacido aquí. No eres tú, Venezuela, soy yo.Sin embargo este libro va mucho más allá de querer escapar de una revolución de teatro. Este libro habla de lo hija de puta que puede ser la vida, del gran engaño que es el amor y como plus da una clase magistral sobre la palabra güevo. No hay rollo, le dije a un Eduardo ausente, yo te leo pero déjame decirte una vaina: ustedes los escritores son unos hijos de puta, unos imbéciles, ustedes están malditos. Te tengo arrechera, pana, no es para menos; agarrás una historia que ni en años puede sonar interesante y hacés que funcione, y -por si fuera poco- me humillás. Y eso es porque tus páginas se vuelven mi carne y todo lo que queda allí plasmado me duele, me duele tanto. Es la segunda vez que quedo con el corazón hecho añicos.No terminé el libro. Me faltaban como unas quince páginas para el inevitable final. No sé qué pasó con Eugenia Blanc, no sé ni siquiera si logró irse. Espero que Titi duerma en paz, desearía que el 14 de abril de 2020 Luis estuviese esperando en el aeropuerto con una sonrisa incrédula y las manos en los bolsillos de su pantalón.No lo sé, sé que no termina de ninguna de esas formas. Sé que debo armarme de valor y acabarlo de una vez por todas. Pero tú, Eduardo Sánchez Rugeles, no tienes remedio.
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Muy buena, la recomiendo y tiene cosas que al final no son tan esperadas.
—abbyg96
